La catedral de San Vito es el símbolo de Praga y de toda la República Checa, tanto por su historia tempestuosa como por su valor artístico. Fue la culminación de las reivindicaciones de los reyes de Bohemia que quisieron convertir la diócesis de Praga en arzobispado.
El Callejón del Oro es una calle corta, estrecha y preciosa situada en el interior del Castillo de Praga. Debe su nombre a los orfebres que la habitaron en el siglo XVII.
Actualmente, pequeños artisanos y comerciantes de souvenirs ocupan este lugar, el cual recobra su encanto fuera de los periodos de gran afluencia de turistas.
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